Muchos estuvimos ayer en Sol, con los amigos y con el pueblo, haciéndonos oír, haciendo (por una vez) lo prohibido, lo no planeado, lo no dicho ya, sin rellenar ningún formulario, sin mendigar por lo que te pertenece. Me vuelven a la cabeza esos cánticos que van y vienen de un grupo a otro y que repites cuando por fin llegas a entender. Con tanta gente es difícil que todos canten lo mismo y al mismo tiempo. Y esto es, sencillamente, precioso.
Pero aun así, muchos son los que no estuvieron, amigos, familiares, compañeros de trabajo… Esta sensación de tristeza por su ausencia, que rápidamente se ve superada por el calor del pueblo, sé que es compartida por muchos de los que allí estábamos.
Hay que entenderlos. Porque si nos quieren, de alguna manera, ya están ahí (aunque sea en su no estar) y porque, en cualquier momento, pueden acompañarnos. Nosotros no podemos dar ese paso por ellos, por mucho que queramos, iría en contra misma de lo que allí se hace: una reunión libre y pacífica del pueblo, que quiere hablar.
Dicho esto, no hay que olvidar la bestia hedionda de la que hablábamos ayer. Como decíamos, insaciable, no descansa porque no tiene cuerpo, se preocupa de no parar de crear cosas para consumir, en estos momentos lo que más le urge es fabricar Razones para no asistir, para no rebelarse contra la mentira, para atarte al sofá, para meterte miedo. Cuando lo que en realidad sobran, son razones para no estar con los que te quieren.
Pero aun así, muchos son los que no estuvieron, amigos, familiares, compañeros de trabajo… Esta sensación de tristeza por su ausencia, que rápidamente se ve superada por el calor del pueblo, sé que es compartida por muchos de los que allí estábamos.
Hay que entenderlos. Porque si nos quieren, de alguna manera, ya están ahí (aunque sea en su no estar) y porque, en cualquier momento, pueden acompañarnos. Nosotros no podemos dar ese paso por ellos, por mucho que queramos, iría en contra misma de lo que allí se hace: una reunión libre y pacífica del pueblo, que quiere hablar.
Dicho esto, no hay que olvidar la bestia hedionda de la que hablábamos ayer. Como decíamos, insaciable, no descansa porque no tiene cuerpo, se preocupa de no parar de crear cosas para consumir, en estos momentos lo que más le urge es fabricar Razones para no asistir, para no rebelarse contra la mentira, para atarte al sofá, para meterte miedo. Cuando lo que en realidad sobran, son razones para no estar con los que te quieren.
Hola. Ayer noche te vi en el espacio 24h. Me llamó la atención lo de "filosofíaenvena". Lo apunté con boli azul en el periódico y hoy me acordé de buscarte. Y he tenido suerte. Me gusta lo que he leído e intentaré tenerte entre los blogs a visitar periódicamente.
ResponderEliminarUn saludo. Jesús
¡Hola Jesús!, ¡bienvenido!, me alegro de que te guste lo que aquí decimos.
ResponderEliminarUn abrazo.