Hoy el Dr. Trichet Bernanke quiere compartir unas reflexiones con vosotros.
¡Buenos días! El otro día me invitaron a un evento y resultó ser un fraude. Me sentí triste, y quería compartir esto con vosotros para desahogarme.
Algunos piensan que con tanto yate, con tantos jacuzzis, con tantas mansiones, con salas de cine en casa para mí solo, soy muy feliz. No es del todo cierto. Hoy mismo una de mis asistentas del turno de mañana me dijo: ‘¿Qué, a currar?’; y contesté: ‘No, hoy no, tengo partida de golf con un grupo de empresarios. Más tarde comilona, y luego nos vamos con unas señoritas que cobran 2000 euros la hora y están de muy buen ver’. ‘¡Ya quisiera yo!’, me dijo.
Cuánta ignorancia. ¿Sabéis qué es no tener jefes? Todo el mundo tiene jefes, hasta tu jefe tiene jefes, pero, ¿y yo? ¿Sabéis lo que significa andar inventando cargos para colocar a políticos desahuciados y que luego digan exactamente lo que quiero oír, y no otra cosa? ¿Sabéis lo que es apretar las tuercas al pueblo sin llegar a asfixiarlo? ¿Sabéis lo que cuesta ocultar lo evidente tras horas y horas de televisión? Sí, puede que a veces te lo pases bien… pero es una responsabilidad que en ocasiones me sobrepasa, me siento solo.
Qué me decís de los griegos, les prestamos pasta y ahora no quieren devolverla, ¡qué bonito! ¿Tan difícil de entender es que con unos pequeños recortes para todos, una minoría será más rica? ¿No os dais cuenta de que si volvéis a nacer en el seno de una familia rica os podría ocurrir lo mismo a vosotros?
Con tanto dinero no tengo amigos. Muchos conocidos, pero amigos ninguno, porque tendrían que tener una posición económica similar a la mía, y no hay nadie que tenga más que yo. Me siento solo, vacío, dudo, me pregunto por qué hace tanto que no me río. El otro día, viendo la tele, al hacer zapping, vi unos harapientos descalzos rebuscando en la basura y… ¡Se reían! Me dio mucha rabia. La irritación fue tal que llamé a uno de mis asesores.
- ¿Cómo podemos medir eso?
- ¿A qué se refiere, Señor?
- La risa del zarrapastroso ese. ¿En megas, en minutos, en estímulos…? ¿Cómo?
- Me temo que no le puedo contestar ahora mismo. Abriremos una comisión de investigación, haremos estudios y buscaremos cómo medir la risa de ese niño.
- ¡Manos a la obra! Quiero reírme como él, cueste lo que cueste.
Mientras tanto, hay una solución, bendito Dinero. Os lo recomiendo: tira de Visa. Sí, ya sé que es una satisfacción transitoria, pero gastar por gastar, no tiene precio. Compro ropa, trastos, videojuegos, televisiones, sofisticados artilugios que no uso. Pero, ese instante, el preciso momento en el que es mío algo que podía ser tuyo, no lo cambio por nada.
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