¡Buenos días! Dentro de poco, el próximo 12 de mayo, hemos sido convocados de nuevo para expresar nuestra oposición al régimen. Como hicimos el año pasado, intentaremos dar algo de razón (razón común) a favor del acto.
‘¿Para qué voy a salir a la calle? ¿Es que va a servir para algo?’
Sería muy fácil contraatacar a la pregunta por el sentido, por la utilidad de la manifestación, simplemente preguntando por la razón de ser de cualquier cosa que hicieses el día de ayer, desde que te levantaste. ¿Sirvió para algo la borrachera, el madrugón, las dos horas de atasco, tus 10 horas en el puesto de trabajo o el polvo sin ganas, por cumplir? ¿Sirvieron para algo? Es más, ¿habrás hecho algo que sirviera realmente para algo en tu vida? Pero si estás leyendo esto, lo más probable es que la pregunta sea sincera y aún no sepas qué hacer. Ni basta ni mereces que te enredemos con los significados.
Cuando uno se pregunta ‘¿para qué?’, de alguna manera se está presuponiendo la respuesta y reclamando un sentido, un camino, un hacia dónde. Lo que nos mueve a salir a la calle ese día es, precisamente, que esas preguntas no tienen respuesta, o, mejor dicho, la respuesta es: para nada. Sí, así es, ¡para nada! ¿No te da alegría?
Todo el día estudiando para, en el Futuro, ser la más competitiva.
Todo el día cuidándote para, en el Futuro, ser el más guapo.
Todo el día trabajando para, en el Futuro, comprarme ese coche que tanto deseo y que dejaré de desear tan pronto como lo tenga.
Todo el día haciendo lo que está mandado para que, con la excusa del Futuro, todo siga igual.
En fin, seguro que se te ocurren muchos más ejemplos tan estúpidos o más que éstos. La cuestión es que la manifestación, como la del 15 de mayo pasado, no persigue ningún fin, no es medio para otra cosa, no es dinero para comprar nada: es un fin en sí misma. Como la rosa o como tú que tampoco servís para nada. Esto los niños lo entienden muy bien (luego tú, algún día lo entendiste también): el juego por el juego, no para ganar, no para clasificarnos en el primer puesto -nada de Futuro-, el niño no sabe nada, no sabe las reglas, no sabe Códigos ni Reglamentos. El niño está vivo, sería demasiado cruel hablarle del Futuro, de la muerte, de lo que ya se sabe (o peor aún: ‘labrárselo’). ¡Y cómo se lo pasan los jodios! ¡Qué manera de reír! ¿No te da envidia?
Como todos sabéis el mensaje del Régimen, tradicionalmente, invita a la pasividad, a la momificación. Que no hay nada que hacer, que la Verdad sólo tiene un camino, que la letra con sangre entra, que el sofá y Tú sois uno, que Tú eres muy distinto a los demás cuando haces lo mismo que todos. Como nos recordaban desde el Ministerio de la Cultura, ‘no hay camino, pero id por donde nosotros digamos’:
"[…] y aunque bien es cierto que ‘el camino se hace al andar’ es necesario saber cómo se ha de transitar, y sobre todo adónde se quiere llegar. Es necesario que conozcamos cuál es el camino para que lo recorramos todos juntos, y como única fórmula para avanzar y llegar a metas más ambiciosas."
Manda cojones, no cabía esperar manera más subrepticia, rastrera y miserable de traicionar al poeta, son las cosas del régimen: siempre tiene nuevas Ideas con las que sorprenderte (nótese también la voz temblorosa de la pobre maniquí, que no es su boca la que habla sino la de Ellos).
Entonces ¿el camino se hace al andar o el camino ya está hecho? ¿No será que de nuevo nos quieren hacer disfrutar de esta esquizofrenia del ‘desarrollo sostenible’, ‘coches ecológicos’, ‘ataque preventivo’, ‘menos es más’…?
Por tanto, si crees -como nos han mandado- que sí hay camino, que está perfectamente alquitranado, señalizado, con sus normas, sus peajes, sus Códigos de Circulación, sus primas de riesgo, sus Eurobonos, sus Crisis y sus centrales nucleares adornándolo, hazte y haznos un favor: no vengas, abúrrete tú sola.
Sin embargo, si, como te dice el sentido común, notas que este mundo con poco que se haga es manifiestamente mejorable, y que no hay camino del demonio que valga para hacerlo sino que el camino se hace al andar como nos recuerda el poeta con cariño, entonces ¡nos vemos el sábado! Evidentemente, que no haya camino no quiere decir que no pase nada (más bien todo lo contrario). Como ocurrió el 15 de mayo pasado, que el 12 de mayo haga lo que tenga que hacer (en aquella ocasión fue algo realmente hermoso). Y de esto, de lo que haga el 12 de mayo, nada podemos saber porque el camino se hace al andar.
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