lunes, 23 de mayo de 2011

Que todo siga igual

Hoy el Dr. Trichet Bernanke solicita audiencia:
¡Buenos días amigos! ¡Vaya la que estáis liando ¿eh?! Os voy a confesar que por un momento los tuve de corbata. Andábamos por aquí arriba muy nerviosos. Pensábamos: ¿Y si es verdad que la gente está muy cabreada?, ¿y si es verdad que quieren meter a los banqueros en la cárcel?, ¿y si es verdad que no se tragan más nuestras mentiras? Mirábamos desde las azoteas alquiladas lo que en la Puerta del Sol se cocía y no estábamos tranquilos. 
Entonces nos reunimos con los medios de Formación de Masas y dimos instrucciones claras a los tertulianos: haced lo que sea pero que todo siga igual. Que nada cambie, que nadie haga ni diga nada que no esté dicho ya. Que se cumpla lo que todos sabemos. Las guerras las hacemos nosotros y nosotros decimos cuándo empiezan, cuándo acaban, cuánto cuestan y quién las paga.
¿Qué sería de vuestro Futuro? Pensadlo. Todos los nuevos coches que tenemos preparados, esas flamantes futuras autopistas entre Centros Comerciales, nuevos pisos con un salón más grande (y, obviamente, las habitaciones más pequeñas) para que quepan las nuevas teles tetradimensionales, nuevos aparatos de utilidad discutible y difíciles de reciclar. ¡Y préstamos, créditos e hipotecas para que podáis comprar toda esa basura! Ya sabía yo que no podíais renunciar de un día para otro a todo eso.
Y bueno, parece que así ha sido. Digo parece porque siguen los perroflautas, entrenados por Segi y al servicio de Rubalcaba, ahí. No sé por qué ¿Pero no querían desestabilizar las elecciones? No, debe ser que no, ahora que recuerdo eso es lo que decíamos nosotros.
A veces me ocurre que de tanto repetir la mentira, acabo creyéndomela. Lo que quieren esos de ahí abajo no lo sabemos porque no les hemos escuchado. Pensadlo, pensadlo bien. Es mejor que no pase nada, que siga todo así, por nuestro bien, claro, ¡pero también por el vuestro!
Por cierto me han pedido desde el blog que acabe el discurso con unos versos de Machado, anacrónicos del todo (¡quién puede creerse eso!), pero han insistido y yo cumplo (no como otros que se saltan la Ley):

Caminante, son tus huellas
el camino, y nada más;
caminante, no hay camino,
se hace camino al andar.
Al andar se hace el camino,
y al volver la vista atrás
se ve la senda que nunca
se ha de volver a pisar.
Caminante, no hay camino,
sino estelas en la mar.

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